Historia

En Europa se ha podido cultivar con éxito desde la década de los 70´, pues antes la recolección era silvestre y se desconocía la manera de replicarlas en forma artificial. Es un nuevo agro cultivo que aporta altas rentabilidades para ciertas zonas como ser el Sur Oeste de la Provincia de Buenos Aires.

Tuber melanosporum Vitt., originaria de España, Francia e Italia, es un complemento ideal para diversas preparaciones gastronómicas gracias a su fuerte y agradable aroma. Debido a su alto precio, es consumida en pequeñas cantidades como un condimento o saborizante, y es llamada el diamante negro de la gastronomía mundial. Algunas preparaciones que son complementadas con trufa son por ejemplo huevos, quesos, pastas, aceites, paté de foie gras, carnes y algunos mariscos. Generalmente se evitan los alimentos con sabores dominantes que pueden enmascarar el aroma de esta.

El mayor valor gastronómico de la trufa es cuando se utiliza en fresco, ya que nos muestra todas sus cualidades, al contrario al ser sometida a procesos de preservación, pierde su calidad y aroma. Sin embargo, gran parte de la producción anual es utilizada en conserva llegando a costar aún mayores precios.

El cultivo de T. melanosporum se inicia y se debe a una decreciente cosecha de la trufa silvestre y a su alta demanda en los mercados internacionales.

La trufa negra de buena calidad puede alcanzar precios muy elevados. En los mercados europeos en plena temporada los precios pueden alcanzar los 1.000 €/kg. En el 2008, el precio al por mayor de las trufas fuera de temporada vendidas en el hemisferio norte por Australia fue de casi 1.400 €/kg. La producción mundial actual de trufas está estimada entre 50 a 80 toneladas considerándose que para equiparar la oferta con la demanda, la producción anual debería llegar a las mil toneladas. Esto a incentivado fuertemente el desarrollo de su cultivo en países con clima mediterráneo-templado fuera de su distribución natural, por ejemplo en Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda, Chile, y recientemente Argentina.

En condiciones favorables e inducidas, las plántulas de las especies huéspedes más apropiadas forman micorrizas con T. melanosporum. Después dichas plantas micorrizadas son plantadas en huertos, aproximadamente a una densidad de 250 a 600 plantas/ha, los cuales al cabo de algunos años comenzaran a producir trufas. Comenzada su producción, la trufa requiere crecer y madurar lo que le demora un periodo de 9 meses aproximadamente. Sus Frutos pueden encontrarse maduros en invierno y son cosechados usando perros especialmente adiestrados para detectarlos bajo el suelo, los buscadores que acompañan al animal los extraen cuidadosamente y estos normalmente se encuentran bajo tierra a unos 20 cm., con un tamaño medio que fluctúa entre los 2 y 10 cm.

La producción de trufas en Australia, Nueva Zelanda y Chile hoy en día ya es una realidad, con cosechas anuales cada vez mayores y con un importante aumento de la superficie anual plantada.